11 agosto 2012

¿Que hay de malo en robar una sonrisa?

Siempre supuse que tener un poquito de autoridad, no me molestaría en nada, es mas, hasta llegue a pensar, que no era necesario ejercer "ese poder" abusar de el mucho menos.  Hasta hace poco  nunca lo he utilizado para beneficiarme como algunos que llegan y ¡ zas! comienzan a comer con manteca y se les olvida su origen y hasta se hacen de carácter, se inflan como pavo reales, vaya, en mi caso pensaba que tener un poquito no me iba a cambiar, por que mi responsabilidad era muy "limitada" pensaba yo, pero...les contare algo:

Era mi primer día en esta nueva oficina, ya tenia algunos años trabajando en el gobierno, en otras áreas encerrado en una oficina, saliendo poco a campo, pero cumpliendo con las tareas...bueno este día parecía como el primero de mi vida, no sabia a bien lo que haría pero iba dispuesto a hacer las cosas como se debe, claro, al fin y al cabo había un poquito de conciencia en el servir, cuando llegue a mi nueva responsabilidad,  me asuste un poquito, la cuestión de vía publica, la seguridad, los comerciantes, me aterraban, por que había visto tantos operativos, que la verdad, si tenia algo de miedo.

Pasaron los días y no tuve que asistir a ningún "enfrentamiento" con nadie, solo lo administrativo, que es lo que siempre he hecho, cuando llega algún "representante popular" indignado y proveniente de uno de los pocos barrios que aun existen en nuestra ciudad, exigía a gritos a la liberación de las calles en la plaza principal, a petición de los pobladores y a nombre de ellos este señor que traía mas cara de ganstercillo vecinal que otra cosa, de hecho aprendí a conocerlos, aprendí a tratarlos, quizás por eso me habrían puesto ahí  aunque lo mio, lo mio, era mas social,  el deporte, la cultura, mas no el andar reprimiendo gente, eso no, siempre he sostenido que ante todo "La prevención es mejor" siempre he creído en soluciones mas reales, en el dialogo, la verdadera política...

Ese día tuve que asistir a la plaza, cuando llegue ya había personal a mi cargo y otros de apoyo dispuestos a la batalla, mas ese día no encontramos nada, el Dirigentillo olvido mencionar las horas, y los días en que hallaríamos a los "invasores"...al día siguiente ahí estaba nuevamente, aproveche para pedirle información, a que hora, que días, y sobre todo, que clase de "invasores"...a mi en lo personal me estaba molestando la insistencia de este señor, algo raro había en su "preocupación" por la invasión de esa plaza.

Decidí actuar a mi modo, mis apoyos estarían atentos a mi llamado, y entonces...mi sorpresa fue mayor al descubrir a esos "insolentes invasores"...un comiquisimo grupo de payasos que regalaban globos a los transeúntes, que bajo la banqueta "estorbaban" solo un poco a unos desquiciados taxistas piratas, que creyéndose dueños de las calle les aventaban las unidades...y mi mente me traslado a mi niñez, aquella en que solía pintarme la cara por que quería ser un payasito...me acerque a uno de ellos, evidentemente era un anciano, que se sobaba el golpe recibido, el maquillaje disimulaba su impotencia, su llanto real -¿que hay de malo en robar una sonrisa? - nada le dije, solo que no entiendo, por que lo hacen, que pretenden con eso de los globos, y por que a alguien le molesta eso, yo también me pregunto eso ¿que hay de malo en robar una sonrisa?

Son los piratas-me dijo- ellos quieren las calles, nosotros somos nativos de este pueblo, ademas de hacer esto de regalar globos, de hacer reír a la gente, queremos trabajar, así nos ganamos la vida y así promovemos nuestro trabajo, pero los taxistas y su dirigente no nos quieren, les estorbamos...¿que hay de malo en robar una sonrisa? en estos tiempos en que todos andamos estresados, preocupados por que comeremos mañana, que nuestros niños ya no juegan como los chiquillos que antes corrían por esta plaza, que solían estar viéndonos horas y horas y que se conformaban con globos como este, o que decir de los enamorados que solían comprarnos  estos globos para regalar a su amada, vaya hasta de aquellos que sabiendo la tradición de este pueblo, de Payasos, venían hasta aquí, para contratarnos...hoy nos quieren quitar y sacar de nuestro propio pueblo, matar esta, nuestra tradición: De robar una sonrisa...

Hasta entonces comprendí donde estaba, hasta entonces supe que ese pueblo que aun existe en la ciudad, tenia como tradición a los payasos, aquellos a quienes admire de niño, entonces tome la mano de aquel anciano que bajo ese maquillaje me miraba con extrañeza, mas cuando le dije, nada de eso pasara...y prometí volver, sin decirle a que iba ese día, ni quien era yo, y mucho menos que pensaba hacer.

Muchos vehículos oficiales entraban al pueblo, la sonrisa del lidercillo de los taxistas era evidente, los payasitos corrieron a esconderse  entre los arcos de la plaza, y entonces llegue, y ante la mirada perpleja del lidercillo, se instalo rápidamente un improvisado escenario con sonido y tome el micrófono, ahí mismo me pinte de blanco el rostro, me puse la peluca y los zapatotes, y comencé a decir: Vengan, vengan, niños y adultos, acérquense al espectáculo, y mientras decía esto arrojaba juguetes por doquier que los chiquillos peleaban por ganar, los entonces asustados payasos empezaban a unirse al improvisado jolgorio, una enorme manta caía sobre algún edificio cuya leyenda decía Bienvenidos al festival de los payasos, y yo emocionado lloraba pero el maquillaje me cubría bien...

Ese día llego mi jefe y muchos funcionarios mas, "el líder" taxista salio huyendo, los taxistas se irían para no intentar nunca mas quitar el espacio a los payasos, y los payasos...haciendo reír a la gente, total: ¿Que hay de malo en robar una sonrisa?

Esa vez entendí la responsabilidad que implica tomar un cargo, el saber de que se trata, conocer a quienes voy a servir, y sobre todo decidir a quien y como voy a cumplir con esa responsabilidad, entendí que no se trata nada mas de cumplir, si no saber cumplir...el disfrutar mi trabajo, con una enorme sonrisa y si ¿Que hay de malo en robar una sonrisa?