Curiosamente, hoy hablaba de
esto, les preguntaba a mis hijos si recordaban a sus profesores. Bueno, yo no
fui a preescolar, me fui directo a la primaria, y recuerdo que solo me iba a
dormir a la banca, o que lloraba mucho, recuerdo muy bien a esa maestra y sobre todo al
director de esa escuela ubicada en el Estado de México, donde me fui a vivir
durante un año con mi familia. Era un pequeño inquieto pero solo en mi casa,
pero la escuela como me daba miedo. No sé bien cuanto tiempo estuve ahí, pero
no termine el año, al recordar con los niños los primeros años de escuela y
compartir esas experiencias nos sirve a unos y otros, porque hay cosas que se
quedan muy grabadas, por ejemplo, hace algunos meses, volví a la casa donde
viví durante ese año, y pase por esa misma escuela, les enseñe a mis hijos ese
plantel, y les prometí que algún día les contaría mi experiencia en ese año que
viví ahí.
La escuela primaria federal
“Diego Rivera” me recibió aquel año de 1981, era septiembre 2, ya que se
acostumbraba en aquellos años el suspender labores por el informe del señor
presidente. La escuela me parecía enorme, con sus salones bastante iluminados,
sus mesa-bancos y claro cómo olvidar el escritorio de la profesora Sandra Luz
elevado unos centímetros más por un piso adicional en todos los salones (años después supe el
porqué de ese piso elevado) Total que había algo que todavía no entendía a
bien, y la banca que tenía en esa escuela me invitaba a dormir, tal vez era la
forma de evadirme de esa nueva experiencia, a la cual me resistía, la profesora
me parecía un ser enojón que gritaba mucho, y la verdad, me daba miedo. Creo
que, como lo dije anteriormente, me hizo falto ir a preescolar, me saltaron esa
etapa, era común en esos años, o eras
muy chico para primaria, o muy grande para preescolar, por la cuestión del mes
de nacimiento…la realidad es que también era un niño más o menos mimado, el
único varón entre cuatro mujeres.
Cito está experiencia en mi
primer escuela, porque además de lo antes comentado, quien fuera director de
esa escuela me dijo cosas que se me quedaron muy grabadas, no fue nada malo, ni
mala la actitud de ese director, al
contrario recuerdo que él no hallaba el modo de hacerme entender que debía
estudiar, bueno me dijo de todo pero yo la verdad estaba en mi mundo sin querer
dar ese paso a la vida escolar, yo quería estar en casa como siempre, viendo
televisión, jugando, brincando como chiva loca…esas palabras del director
fueron: “Si no te interesas por estudiar, o de plano no quieres hacerlo, vas a
terminar de matacuas…” Ya después sabría que matacuas es el adjetivo que se le
da al ayudante de albañil, aunque años después concluí mi educación primaria
con buenas calificaciones, la secundaria no fue igual, en bachilleres le eche
ganas, pero no fue suficiente y tuve que dejar de estudiar para trabajar, no de
“matacuas” que como cualquier oficio no es malo, pero podía hacer más y eso lo
entendí muchos años después. Hoy, no solo quiero concluir lo que deje
pendiente, se trata de avanzar más, eso ya depende de los sueños que podamos y
queramos alcanzar.