15 marzo 2011

AMOR DE OTOÑO


por Edmundo Jimenez

Con el viento, el frio, con el frio la lluvia, con la lluvia el recuerdo, esas tardes de otoño, las que marcaron el inicio de la historia…muchos años guarde esta, como otras tantas en el baul de los recuerdos, escondido, en lo mas recóndito de mi mente, no la comentare, le prometí. Le dije en ese entonces, olvidala, sacala de tu mente, esa misma mente que hoy le ha traicionado. No importa la edad, menos si existen diferencias en esas edades, le dije, lo importante es que se quisieron y mucho. Pero la historia siguió otro rumbo, rumbo que nadie, ninguno de los que supimos la historia imaginábamos…y hoy al reencontrar al amigo no pudimos evitar recordarlo,un poco y solo un poco, echar la mirada atras.

Su pensamiento de pronto se vio interrumpido por el sonar del equipo de comunicación, --ahí te va la supervisión le avise--- Hector, solitario casi olvidado en lo mas alto de esa montaña, donde se encontraba el lugar que debía cuidar esa noche, de inicio de otoño, pensaba…de pronto la admiración que sentía por Dolores se le fue metiendo en la cabeza de otra manera. Dolores, mujer interesante, Potosina, peliroja, hermosa, lindos ojos, pero mas alla de la belleza fisica, una mujer inteligente, madura, responsable, Hector, joven, alejado de la malicia de los compañeros de trabajo, centrado en sus tareas, llevando mas alla el cumplimiento del deber, sobreviviendo a los abusos de los compañeros.

Ella era su jefa, el era el nuevo del departamento donde trabajábamos, pocas veces cruzaban palabra, y le había visto siempre como la jefa que para él era, pero ¿Por qué cambio todo?¿ Por qué el destino se aferra en cambiar el orden de las cosas? Quien sabe pero con la confianza que nos tuvimos siempre, me pregunto un dia de buenas a primeras por ella, que si era casada, que si tenia hijos…y yo pues le conteste que tenia una hija adolescente, que no estaba casada, que tenia una pareja, que tenia broncas con el…y entonces el me dijo que algo asi pensó, por que le había visto triste, que una ocasión le vio llorar, creo que ahí, el empezó a quererla.

Asi i empezó a decirme cada dia, que le admiraba, que esto que el otro, hasta que un dia de plano me dijo que le gustaba, y yo me sorprendi—no inventes eres un chavo, me escandalice—como crees—pero luego el me conto como su admiración fue cambiando por otra cosa—dejame ayudarte— pero me sorprendi cuando me di cuenta que ella sentía lo mismo por el, solo que ella tenia mas temor que el, y asi como jugándole al Cupido, los acerque, y se dio lo que ambos estaban deseando.

Pasado ya el tiempo, el me dijo que ella estaba como cambiando con el, --bueno es lógico-- ¿a poco estas en verdad enamorado? Si me dijo, he planeado dejar mi casa, irme con ella, y…--aguántame carnal—no, la cosa no es asi, tu estas chavo, ¿vas a estar siempre con ella? Sin pensarlo me dijo que si…me quede callado un momento, le dije: si esta bien, pero piénsalo bien, ella no esta pidiéndote nada, está arriesgando su trabajo por ti, si se llegan a enterar, ¿quién crees que va a perder más? Tal vez estaba siendo un poco cruel con el, pero quería hacerle ver, que esa relación como ella me lo dijo, y que también se lo explico a el, era de estar asi, sin compromisos, que tarde que temprano podría terminarse, y que el tenia que estar preparado, Hector sabia que Dolores, estaba saliendo de una relación difícil y ahora el estaba actuando como aquel a quien la había lastimado.

Una razón había en el fondo, por parte de ella, no es que no lo quisiera, le había protegido procurando que nada le pasara, le había defendido laboralmente contra de los abusos, le apoyaba en lo que podía, no, no era que no lo quisiera, si por ella fuera, habría aceptado la propuesta de vivir juntos…pero ella quería que Héctor fuera feliz… sin ella.

La razón solo ella y yo la sabíamos, el no debía saberlo nunca, por eso lo estaba alejando, Héctor estaba cada día mas mal, agarro el alcohol, algo que no hacia, hasta eso nunca hablo con nadie de su relación con Dolores, menos tomado, aunque ya se estaban dando cuenta algunos, y asi, una noche de fuerte lluvia, el solo, en esa montaña, decidió renunciar a todo, decidió irse…cuando me lo dijo, no supe que decirle, por un lado había logrado dejar el alcohol, pero por otro lado parecía que su interior se estaba llenando de amargura, lo único que le pude decir fue que lo pensara mejor, que no valia la pena echar a la basura todo lo que el había logrado en el trabajo, entre otras cosas, le trate de disuadirlo, le comente que podía cambiarse a otro estado…pero su decisión fue asi de tajante. Cuando le comente a Dolores, lloro…pero no podía dar marcha atrás, debía dejarlo ir.

Dicen que el tiempo cura las heridas, que el tiempo acomoda las cosas de una manera caprichosa, otros dicen que pone las cosas en su lugar, no lo se…hace algunas días recibi la llamada de Hector, hacia mucho tiempo que le perdí el rastro, casi no le reconocí, de aquel muchachito enclenque, ya no quedaba nada, hoy un señor, con un semblante relajado, estaba ahí esperándome para tomar un café, el amigo estaba de vuelta, me conto de su vida después de dejar el trabajo: Perdió a su padre, quien le heredo una empresa, ahí supe que no se había ido por decepción como creímos, si no que su padre estaba enfermo y le requería a su lado, para irlo preparando, que se caso, con una buena mujer quien le dio un hijo, el cual es su adoración, pero que su esposa murió al nacer su hijo, y que tal vez vuelva a casarse…y me imagine que querria saber de Dolores, no me equivoque, es mas hasta pensé que me había citado para saber de ella…

Ella…no lo se, simplemente un dia se fue …(habia prometido a Dolores no decirle nada)…solo le conte que yo había dejado ese trabajo, que me despedi de ella, que nunca más le volvi a ver, pero le asegure que ella nunca quizo lastimarlo, que en verdad le amo, le dio un sorbo a su café y se quedo pensativo, agrego: solo quería despedirme de ella, hoy soy yo quien desea que este bien… no me pregunto mas, yo también tome mi café, mire al exterior, puse mi vista al cielo y dije en mi mente, cumpli mi promesa, y un viento suave se dejo sentir, un alivio inundo mi corazón, y creo que el de él también pareciera que se estaba liberando, que se estaba desprendiendo de ese pesar, por que inmediatamente cambio la conversación, nos quedamos mucho tiempo platicando, de su hijo de los mios, afuera, la lluvia empezaba a caer, se iban las gotas, hacia donde las aventaba el viento, los arboles perdían sus hojas, el otoño estaba por llegar , mis pensamientos volvían a su lugar, el secreto se quedaría guardado para siempre, en mi mente, un otoño mas.